2007/09/18

La que se nos viene encima, y por qué...

Con algo de cinismo, visto en Yuri Gagarin es nuestro amigo:

"España subcampeona de Europa de baloncesto. Ya Faemino y Cansado nos enseñaron que era mucho mejor ser subcampeón que campeón. Subcampeón es más que campeón, al menos tiene una sílaba más. Lo mismo que ser un subprimo es ser más que un primo. Subprimo, que viene del americano subprime, se debería traducir al castellano castizo por cornudo y apaleado.

Los subprimos son los causantes de todos los males que aquejan a las economías del primer mundo desde el pasado mes de agosto. Si uno lee lo que escriben, resulta que los subprimos esos son una especie de homeless a los que el capitalismo les prestó unos dineros para que salieran de sus autocaravanas y pudieran comprarse una propiedad donde vivir. Pero, ¿a quien se le ocurre fiarse de los pobres? Unos desgraciados y unos desagradecidos que a las primeras de cambio han dejado de pagar sus deudas arrastrando a bancos de todos los países, fondos de inversión globalizados y bolsas mundiales a pérdidas jamás vistas en los últimos 10 años de capitalismo triunfante. Cabrones sin escrúpulos, esos pobres, que ojalá se hubieran quedado en sus putas caravanas de mierda, que parece que que quiere decir y no se atreve la prensa económica.

Hay que tener mucha barra, que decimos los catalanes, para echar la culpa del credit crunch a los pobres. Pero gracias a tener la cara de cemento ha podido sobrevivir el capitalismo 300 años. Si no, ¿de qué?

Echemos una ojeada a nuestro país, a modo de ejemplo. De ejemplo de que no son los pobres los que han agotado la liquidez. La liquidez es algo así como el dinero que existe, frente al que no existe. Véase el efecto multiplicador del dinero. Imagínense sus límites.

El año pasado se construyeron en España unas 800.000 viviendas. Casi todas, por no decir todas, fueron financiadas con hipotecas que bancos y cajas concedieron a los promotores. Este año no se venden 800.000 viviendas ni de coña, ni la mitad, ni la mitad de la mitad. Pues cuando los promotores inmobiliarios, ladrones de la renta de la clase trabajadora, no puedan hacer frente a los préstamos de su negocio, y haya problemas de liquidez, la culpa será de los mileuristas que no pagan. Subprimos.

Antes del verano, Luis Portillo, presidente de la inmobiliaria Colonial, pretendió convertirse en el principal accionista del BBVA. Para comprar las acciones que necesitaba, pidió un crédito al BBVA, que finalmente no le fue concedido. (¿Cuántas operaciones de este tipo sí se habrán consumado en EEUU?). Un mes después era Manuel Jové, constructor gallego, el que se convertía en el principal accionista del banco, comprando 5 veces más acciones de las que pretendía Portillo, en una operación realizada a través del banco suizo UBS mediante bonos canjeables en acciones (sic.). Este, al menos, tenía unos 2.000 millones de euros de la venta de su empresa.

Imagino yo que algo parecido o peor habrá pasado en EEUU. Una idea nos hacemos de que no sólo los pobres y los subprimos piden créditos. El dinero prestado, en España, alcanza prácticamente la cifra del PIB. Y algo parecido ocurre en Inglaterra, EEUU y otros países.

[...]".

Un análisis más profundo en altereconomía -las negritas son mías-:

"Diez ideas para entender la crisis financiera, sus causas, sus responsables y sus posibles soluciones

escrito por Juan Torres López

Tengo la impresión de que la mayoría de los ciudadanos se sienten confusos ante la crisis que se ha desatado en las últimas semanas. A la vista del esfuerzo financiero desplegado por los bancos centrales deben intuir que se trata de una crisis muy seria. Y a tenor del efecto que tiene sobre sus bolsillos la subida de los tipos de interés, pueden percibir que va a hacerles más daño de lo que las autoridades quieren reconocer.

En cualquier caso, aunque todo el mundo habla de la crisis, hay muy pocas ideas claras que permitan a los ciudadanos corrientes y molientes saber a ciencia cierta lo que está pasando.

Habitualmente, los economistas ortodoxos y la mayoría de los dirigentes políticos nos quieren hacer creer que las medidas económicas que toman son siempre las más acertadas y que responden a criterios "científicos" y "técnicos" indiscutibles que no hay que poner en cuestión. Pero cuando las cosas no salen bien, como ahora, cuando todos los datos se descuadran, cuando las economías casi saltan por los aires , callan como si nada ocurriera.

Su silencio está dirigido a que nos creamos que lo que sucede es algo normal, que no pasa nada de relieve y que todo debe seguir, por tanto, exactamente igual que estaba. Evitan plantearlo como un problema "político" (que es lo que en realidad es) para los ciudadanos no nos pronunciemos sobre sus causas, responsabilidades y soluciones.

En mi opinión, la crisis de este verano es grave, mucho más profunda de lo que están reconociendo las autoridades económicas y, sobre todo, nada más que un anticipo de situaciones peores que están por llegar.

Tiendo a creer que lo que está ocurriendo ahora es solo un aviso.

Conviene, pues, entender bien lo que ha ocurrido y lo que puede ir sucediendo en los próximos meses. Y para tratar de ayudar a entenderlo voy a apuntar algunas ideas explicativas básicas de la forma más sencilla e intuitiva posible [...]

1. Es una crisis hipotecaria.

El origen inmediato de la crisis radica en el mercado hipotecario estadounidense.

Como es sabido, al calor de la enorme expansión del sector inmobiliario se generó una masiva oferta de hipotecas, de las cuales casi una quinta parte se concedieron a familias que apenas si tenían las rentas justas para pagarlas cuando los tipos de interés estaban muy bajos.

Cuanto se fueron produciendo subidas en los tipos y las hipotecas se fueron encareciendo comenzaron a darse impagados.

Esto afecta inmediatamente a los bancos que habían concedido estas hipotecas, pero dado lo que normalmente hacen con los títulos, la crisis se extendió.

Lo que sucede es que los bancos que conceden estas hipotecas venden, a su vez, los títulos hipotecarios en los mercados financieros. Esta es la forma en que los bancos convierten el endeudamiento familiar en un impresionante negocio porque no sólo van a recibir el dinero que prestaron más los intereses sino que, además, obtienen beneficios negociando los títulos de crédito.

El inconveniente es que, como ha pasado este verano, cuando comienzan a producirse impagos porque suban los intereses o porque disminuya la renta familiar, se genera un efecto en cadena que es el que provoca que la crisis se extienda.

2. Pero la crisis no es solamente hipotecaria: es una crisis financiera.

Cuando se firma una hipoteca se crea un título financiero. Un "pasivo" u obligación para el que debe el dinero y un "activo" o derecho para el que lo presta. que es el banco. Y lo que puede y suele hacer el banco, como acabo de señalar, es comerciar con ese activo. Por ejemplo, asegurarlo o venderlo.

La paradoja que lógicamente se produce entonces es que cuanto más riesgo lleve consigo un título será menos seguro y en principio menos atractivo, pero por eso se pagará más por él y resultará más rentable.

Esa es la razón de que los títulos "basura" (técnicamente llamados "sub prime"), es decir, los que tienen bastante riesgo porque se han dado a familias con poca renta, sean precisamente los más rentables y, en consecuencia, los más apetitosos para los inversores que, en principio, busquen preferentemente rentabilidad, que son aquellos más poderosos y que, por tanto, pueden asumir más riesgo.

Los bancos norteamericanos colocaron en el mercado millones de estos títulos que adquirieron bancos e inversores de todos los países.

Es por esa causa que cuando se desata la crisis hipotecaria se desencadena al mismo tiempo una crisis financiera, puesto que el impago creciente inicial afecta enseguida a la seguridad y rentabilidad de los grandes bancos y fondos de inversión internacionales. Cuando se ven afectados, no sólo pierden dinero sino que retiran sus fondos de los mercados hasta el punto de frenar o incluso paralizar los flujos financieros internacionales, en mayor o menor medida en función de la magnitud del "latigazo" original o de su participación en el montante de los fondos afectados.

Se produce así una crisis de liquidez, no porque "falten" medios de pago, sino porque se retiran. Esto ocurre porque hoy día la inmensa mayoría de los medios de pago son "ficticios", es decir, papeles financieros más o menos como los títulos hiptecarios que comenté arriba, que están vinculados principalmente a operaciones financieras de carácter especulativo.

3. Y además es una crisis que afecta a la economía real.

Aunque la crisis se desencadene inicialmente en el ámbito hipotecario, bancario o financiero, enseguida tiene efectos sobre la economía real (es decir, la que tiene que ver con la producción efectiva de bienes y servicios y no con "papeles" financieros).

El impacto sobre la economía real de esta última crisis se produce por tres razones principales.

En primer lugar, porque la crisis hipotecaria afecta lógicamente de modo muy directo al sector de la construcción que, como es bien sabido, ha sido una de las bases principales, cuando no la que más, de la expansión económica de los últimos años.
La inicial crisis hipotecaria producirá sin lugar a dudas desempleo no sólo en la construcción sino en las actividades que están relacionadas con el sector inmobiliario. Y eso permite aventurar que, sin lugar a dudas, nos encontramos desde que la crisis se empezara a manifestar incluso de manera latente, ante una nueva fase de recesión económica.

En segundo lugar, porque cuando se desata la crisis los bancos y los inversores reaccionan, como he dicho, retirando fondos del mercado y generando falta de liquidez. Los bancos ya no se prestan tan fácilmente entre ellos y, lógicamente, también reducen su oferta de créditos a los consumidores y empresas que necesitan recursos para gastar o invertir en actividades productivas.

Por lo tanto, la disminución de la liquidez en los circuitos financieros afecta a la financiación de la economía. El gasto total se resiente y, a su socaire, el conjunto de la actividad económica "real".

En tercer lugar, y como corolario de lo anterior, los bancos centrales se enfrentan a una dilema perverso: por un lado lo que hacen (como han hecho) es poner a disposición de los bancos cientos de miles de millones de dólares (con una generosidad de la que carecen cuando los afectados por las crisis son los más desfavorecidos del planeta). Pero, por otro, para favorecer la movilización del capital, suben los tipos de interés.

Esto último lo hacen porque el tipo de interés es, al fin y al cabo, la retribución que recibirán los propietarios del dinero cuando lo ponen en disposición de otros. Y al subirlos, lo que hacen los bancos centrales es a incentivar a los poseedores de recursos financieros para que vuelvan a colocar en los mercados los recursos que han retirado.

Pero la subida de los tipos de interés tiene un doble efecto. Por un lado, favorecen la movilización del capital gracias a su mayor rentabilidad. Pero, por otro, encarecen el casi siempre imprescindible endeudamiento de las empresas y de las familias. Lo primero enriquece a los propietarios del capital que actúan preferentemente en la economía financiera y lo segundo coadyuda de nuevo a que baje su inversión y su consumo, deteriorando como he dicho el conjunto de la actividad económica.

4. Es una crisis global.

Los flujos financieros son prácticamente los únicos que se puede decir que estén completamente globalizados hoy día. [...]
Por eso, aunque la crisis se inicie en el mercado hipotecario de un país, en este caso de Estados Unidos, es completamente seguro que se extenderá por todo el globo terráqueo, puesto que los mercados financieros son globales y los bancos e inversores que adquirieron los títulos a partir de los cuales se desencadena el latigazo inicial de la crisis están y operan en todas las esquinas de la Tierra.

De hecho, lo más probable que esté ocurriendo es que muchos de esos bancos ni siquiera sepan todavía a ciencia cierta en qué grado están siendo afectados por la crisis.

[...]

Pero poco a poco se va a ir descubriendo que en la crisis están implicadas muchas más entidades bancarias (por ejemplo en España) de las que en un principio han reconocido estarlo.

5. Y quizá sea algo más que una crisis hipotecaria, financiera y global.

Lo que no sabemos aún de la presente crisis es hasta qué punto todo lo anterior ha generado una crisis de solvencia bancaria, algo que no hay que descartar ni mucho menos, al menos en algunos países como España.

[...]

Pero ahora, la cuestión estriba en saber si, después de haber colocado sus reservas en tantas inversiones especulativas, en estos momentos estarían en condiciones de soportar una crisis de liquidez financiera, una drástica disminución de la capacidad de endeudamiento de las familias y las empresas, impagos más o menos generalizados, o una explosión de la burbuja inmobiliaria que redujera el valor contable de sus activos. Es decir, si ahora dispondrían de recursos suficientes para hacer frente a las demandas de efectivo o para proporcionar los recursos financieros que requiere la vida económica.

No es aventurado sospechar que esto puede estar ocurriendo y que la ingente aportación de liquidez que han realizado los bancos centrales haya tenido como fin tratar de paliar la irresponsabilidad bancaria de los últimos años.

De hecho, es sorprendente la falta de información, la opacidad y falta de transparencia con la que las autoridades económicas manejan la crisis.

Sólo están preocupadas por quitarle importancia y porque no se publiciten sus peligros, que es justamente lo que conviene hacer para pasar de puntillas cuando lo que hay sobre la mesa es una crisis de solvencia bancaria.


Puede ser, por tanto, que lo que esté ocurriendo sea algo más que una crisis producida por una mala gestión puntual de cartera de los grandes inversores derivada de los problemas hipotecarios de las familias que genera, a su vez, una crisis de liquidez. Es decir, que nos encontremos con que, además de ello, se estuviera dando una crisis que afectara a la propia estructura patrimonial de los bancos, en cuyo caso la situación actual tendría, lógicamente, consecuencias más graves y a largo plazo.

En ese caso, nos encontraríamos ante una crisis gravísima que obligaría (para salvaguardar la rentabilidad y el status quo bancarios) a establecer una especie de "corralito global" o localizado según se diera, es decir, una inmovilización del dinero depositado en los bancos para favorecer (como se hizo en Argentina) la recuperación de la solvencia bancaria.

En mi modesta opinión, ésta última circunstancia no es del todo imposible ni descartable hoy día. Hay indicios de ello: las ampliaciones de capital de algunos bancos, la intensidad con que tratan de atraer fondos (por cierto, con activos de alto riesgo que podrían agravar en el medio plazo los problemas) y las demandas de algunos dirigentes políticos más sensatos para realizar algunos cambios en las reglas del juego que imponen los reguladores (los bancos centrales, principalmente) y que actualmente consisten en dar "barra libre" a los fondos de inversión más arriesgados y volátiles detrás de los cuales están los propios bancos.

Como se sabe, el funcionamiento del negocio bancario se basa en un principio muy simple: se recogen fondos ahorrados, se "reserva" una parte de ellos para hacer frente a la demanda de pagos y con el resto se hacen inversiones rentables.

Tradicionalmente, esas inversiones consistían en prestar el dinero a los inversores reales, es decir, a las empresas que crean bienes y servicios o a los consumidores. Pero en los últimos decenios el negocio bancario ha cambiado y se dedica a colocar el ahorro, principalmente, en operaciones financieras especulativas.

Gracias al apoyo de los bancos centrales (que salen enseguida en su apoyo cuando lo necesitan) y al grado general de aceptación que tiene este estado de cosas, los bancos han podido aumentar sus negocios manteniendo una porción de reservas cada vez más pequeña, lo que lógicamente incrementa su rentabilidad, como viene sucediendo, pero aumenta agigantadamente el riesgo y disminuye su solvencia.

La consecuencia de todo ello es el extraordinario aumento de la inestabilidad del sistema y del riesgo que se asume y la pregunta que hoy día es inevitable hacerse es si en esa loca carrera hacia el beneficio no habrán llegado los bancos al paroxismo y al riesgo excesivo en los momentos actuales.

Este es un asunto que reconocen hasta los propios economistas liberales más sensatos y coherentes cuando critican el actual régimen del negocio bancario y proponen un sistema de reservas bancarias al 100% para evitar lo que podría llevar a un verdadero colapso económico.

Quizá sea demasiado atrevido afirmar que nos encontremos en esta situación, aunque yo no me atrevería tampoco a desestimarla.

En los próximos meses, o quien sabe si en pocas semanas, podremos ir descubriendo lo que efectivamente está pasando en el negocio bancario.

6. Es una crisis que tiene perjudicados

Las autoridades económicas suelen hablar de estas crisis como si fueran algo parecido a la avería de un mecanismo de fontanería o de un automóvil, sin hacer referencia a los millones de individuos que en realidad pagan con sus rentas, con su trabajo y con su seguridad y bienestar la irracionalidad del sistema financiero en que se soportan nuestras economías.

Como cualquier otra, esta crisis tiene unos claros perjudicados.

En primer lugar, los millones de personas que en Estados Unidos y en otros países han perdido o van a perder sus viviendas y sus ahorros. O sus rentas, puesto que no se puede olvidar que cada vez que los bancos centrales suben los tipos de interés lo que directamente se produce es un trasvase de rentas desde los bolsillo de las familias o empresas endeudadas al de los banqueros.

Así de fácil.

En segundo lugar, las economías más débiles (como las de las periferias en África, Latinoamérica o las de los países asiáticos más empobrecidos) puesto que cuando se desata la crisis los capitales escasean y su falta se nota especialmente en los territorios que están más necesitados de inversiones y recursos. Y que son, además, los que hacen frente con más dificultad a intereses más elevados.

En tercer lugar, la actividad económica real, las empresas y empresarios dedicados a la producción efectiva de bienes y servicios que conforman, a su vez, un anillo marginal respecto a la inversión financiera. Lo cual es lo mismo que decir, que la crisis se paga en términos de empleo, actividad económica y creación de riqueza.

7. Pero la crisis tiene también unos claros beneficiarios.

No todo el mundo pierde con la crisis. Al revés, de ella saldrán fortalecidos los bancos y los grandes poseedores de capital.

Por un lado, hay que tener en cuenta que los bancos solo tienen en títulos arriesgados una parte pequeña de su negocio, de modo que la subida en los tipos de interés repercutirá favorablemente en su rentabilidad global.

Otro efecto de la crisis será que se concentrará mucho más la propiedad de los recursos financieros y económicos.

De hecho, ya ha pasado así con los activos inmobiliarios.

Los grandes promotores y constructoras y los bancos han acumulado cientos de miles de viviendas y terrenos que en gran parte han financiado gratis gracias a la burbuja que ellos mismos han contribuido a crear. Se calcula, por ejemplo, que los bancos han adquirido alrededor de la mitad del suelo urbanizable puesto a la venta en España en los últimos quince años.

Ahora que la crisis hipotecaria se desata volverán a acumular activos inmobiliarios puesto que serán los que cuenten con información privilegiada para comprar barato a familias en apuros o a los pequeños constructores con el agua al cuello. O, simplemente, los que no tengan el más mínimo apuro a la hora de ejecutar sus créditos frente a familias que no puedan pagarlos, quedándose con sus viviendas. Y si el Estado (como incluso se ha apuntado en Estados Unidos) da ayudas a las familias para que paguen las hipotecas, lo único que se estará haciendo será garantizar que los bancos sigan cobrando sus anualidades aunque con intereses más elevados.

[...]

La existencia de perjuidcados y beneficiados de estas crisis es lo que demuestra claramente que no son meras cuestiones "técnicas" sino auténticos asuntos políticos: son las autoridades políticas y económicas haciendo, no haciendo o dejando hacer son las que hacen que unos u otros sea perjudicados o beneficiados.

8. Es una es una crisis que quizá no sea fácilmente pasajera.

Como es fácil deducir de lo que vengo diciendo, una de las causas de la crisis actual (como de otras semejantes que se han producido en los últimos decenios) es que la economía mundial se ha volcado cada vez más hacia los intercambios financieros. En lugar de servir de instrumento para los intercambios de bienes y servicios, el dinero se ha convertido en un objeto del intercambio. Lo que se compra y se vende privilegiadamente son medios de pago, títulos financieros, papel por papel... Es lo que se ha llamado la economía financiarizada que es intrínsecamente inestable y propensa a las crisis (Un análisis más detallado en mi libro "Toma el dinero y corre. La globalización neoliberal del dinero y las finanzas". Editorial Icaria, Barcelona 2006).

[...]

Por eso se sabía que la crisis hipotecaria iba a desencadenarse antes o después. Llegaría un momento en que las familias con rentas más bajas pero con hipotecas abusivas iban a no poder pagarlas. El nivel de endeudamiento que hoy día existe en la economía estadounidense, en la española o en muchas otras es sencilla y materialmente insostenible.
Ha terminado saltando allí y saltará en los demás países.

[...]

En consecuencia, si hubiera que apostar, yo más bien lo haría por unos meses largos de inestabilidad profunda, de sobresaltos y de pérdida de vigor económico. El sector inmobiliario, en primer lugar, saltará próximamente por los aires en los países, como España, en donde ha generado burbujas especulativas; y detrás de él, quizá algunos ámbitos del sector bancario y financiero. Tras de lo cual es inevitable que venga una nueva fase recesiva que puede ser duradera si no se adoptan medidas de choque rápidas y contundentes en forma, principalmente, de incremento del gasto.

Desgraciadamente, esto último no suele tener hoy día otra lectura que no sea la militar como factor antirecesivo, lo que me permite augurar que, si la crisis va a más, volverán a hacerse fuertes los tambores de guerra.

Ojalá me equivoque.

9. Es una crisis avivada y consentida por los bancos centrales.

Es de gran importancia y muy relevante destacar que los bancos centrales han sido uno de los principales factores responsables de la crisis hipotecaria y financiera que estamos viviendo.

Podemos decir que los bancos centrales son responsables de la crisis, al menos, por tres razones fundamentales.

En primer lugar porque a ellos corresponde la labor de vigilar la situación del negocio bancario, la de advertir del riesgo y prevenir sus consecuencias. Y tienen medios y poder suficiente para llevarla a cabo ... si quisieran hacerlo.

Su vista gorda ante el verdaderamente aberrante e irracional comportamiento del mercado hipotecario, su indiferencia ante el sufrimiento económico que los bancos imponen a millones de familias, su mano abierta para consentir que la banca actúe con plena libertad para imponer condiciones draconianas en créditos y préstamos, o su ceguera cómplice ante el deterioro de la solvencia han favorecido la génesis de la crisis hipotecaria como primer e inmediato detonante del problema económico y financiero que hoy día se está viviendo.

[...]

En segundo lugar, porque los bancos centrales son los garantes del régimen de hipertrofia financiera y de privilegio de los flujos financieros sobre la economía real hoy día existente. Estas instituciones y la política que llevan a cabo constituyen el sostén principal de la especulación financiera y del privilegio que éstas actuaciones tienen en comparación con la actividad económica real orientada a la creación de riqueza.

[...]

Finalmente, porque los bancos centrales no sólo se limitan a actuar de esta forma sino que, para colmo, atan de pies y manos a los gobiernos, que no tienen capacidad de maniobra para adoptar medidas que pudieran llevar a las economías por otros senderos.

Los bancos centrales, esclavos de una ortodoxia sin base científica alguna (puesto que ni uno solo de los postulados en los que se basa la política monetaria y económica que defienden ha quedado demostrado como más conveniente o adecuado que cualquier otro) ni comen ni dejan comer en la economía de nuestros días: como la crisis de estas últimas semanas está demostrando, los bancos centrales vienen a ser unos meros instrumentos al servicio del mantenimiento del status quo bancario y del poder monetario y financiero global.

10. Y es una crisis de las que podrían evitarse con otras políticas y con otros objetivos sociales.

Para terminar, hay que preguntarse si crisis como las que estamos viviendo son inevitables o si, por el contrario, hay medios para evitarlas.

En mi opinión, será muy difícil que dejen de existir en el contexto del capitalismo financiarizado de nuestros días. Como he dicho antes, son consustanciales a la lógica compulsiva del beneficio y a la hipertrofia de unos flujos financieros y actividades especulativas que son intrínsecamente inestables y volátiles.

Pero eso no quiere decir que no tengan remedio. Hay fórmulas e instrumentos suficientes para que la sociedad no tenga que soportar sus tremendos costes y para que las economías no se vean sometidas a la quiebra constante, al despilfarro, a la ineficiencia y al bloqueo permanentes.

En el marco breve de estas líneas no puedo desarrollar extensamente un planteamiento alternativo, del que hoy día ya empezamos a disponer en la literatura económica no neoliberal. Me limitaré a presentar, casi a manera de ejemplo y sin pretensión alguna de ser exhaustivo, los que considero más importantes y significativos.

- Para evitar las crisis hipotecarias es preciso evitar que la vivienda se convierta en un activo creado para generar beneficio a través de la acumulación y la especulación.
Y, por supuesto, que sus instrumentos de financiación se transformen en la fuente que nutre la actividad de los mercados financieros secundarios intrínsecamente inestables y generadores de crisis. Los gobiernos tienen medios para asegurar que las viviendas sean lo que deben ser, soluciones al problema social de la habitabilidad, y no activos para canalizar el ahorro de los ricos y para labrar ganancias especulativas. Para ello pueden establecerse reservas de suelo, controles de precios y políticas impositivas que desincentiven la especulación con bienes sociales básicos. Puede y debe romperse la vinculación entre el mercado de la vivienda y los flujos financieros garantizando fuentes estables y asequibles de financiación no vinculadas a los mercados secundarios que, como hemos visto, son la fuente de las crisis financieras.

- Para evitar las crisis financieras ni siquiera sería necesaria, aunque fuese deseable, una auténtica regulación financiera internacional que hiciera saltar por los aires los mecanismos que transmiten la especulación y la volatilidad a todas las actividades económicas. Quizá baste con incorporar, como dijera hace años James Tobin, algo de arena en las ruedas de las finanzas internaciones para desincentivar ese tipo de lógica financiera. Una arena que deberían tener la forma de impuestos y tasas internacionales, erradicación de los paraísos fiscales, transparencia y control y, sobre todo, de la creación de fuentes de crédito públicas que garanticen el funcionamiento de la actividad económica con independencia de los desequilibrios y la volatilidad de los mercados.

- Para evitar las crisis de solvencia bancaria y para limitar el irracional y excesivo poder bancario que provoca crisis y desequilibrios constantes es preciso establecer un sistema basado en la plena cobertura de las reservas bancarias.

- Para evitar que crisis localizadas se conviertan peligrosamente en crisis globales es preciso, sobre todo, acabar con el régimen de plena libertad de movimientos de capital. [...]

- Para evitar los efectos de las crisis financieras sobre la economía real lo necesario es, lógicamente, evitarlas aplicando los mecanismos que vengo señalando y, sobre todo, controlar la hipertrofia de los flujos financieros, y garantizar fuentes de financiación en la vida económica que no estén al albur de la lógica del beneficio sino en función de las demandas sociales.

- Para evitar que estas crisis aumenten las desigualdades produciendo millones de afectados y muy pocos beneficiarios es preciso restablecer el valor social de los impuestos, crear un auténtico sistema fiscal internacional y mecanismos internacionales de redistribución de la renta.

- Para evitar que lo bancos centrales sigan estando al servicio exclusivo de los más poderosos y esclavos de una retórica económica equivocada que coadyuva a la aparición de recesión y crisis económicas, es preciso modificar su naturaleza, someterlos al control público y de las instituciones representativas y garantizar que la política monetaria se comprometa efectivamente con objetivos económicos como el pleno empleo, la equidad y el bienestar social efectivo.

Naturalmente, todo ello, que es plenamente posible, no puede llevarse a la práctica si los ciudadanos no son capaces de negar el estado de cosas actual, de imponer su voluntad sobre la de los mercados en donde gobiernan los poderosos y para ello es preciso no solo que sean conscientes de la naturaleza real de estos problemas económicos sino que tengan el poder suficientes para convertir sus intereses en voluntades sociales y éstas en decisiones políticas. Es decir, que las mayorías ciudadanas pueden hacer justo lo que desde tiempos inmemoriales vienen haciendo solamente los más ricos y poderosos."

2007/09/15

Menorca (II)

También merece la pena visitar la discoteca de "La Cova d'en Xoroi" situada en un pueblo dedicado exclusivamente al turismo guiri llamado Cala en Porter, aunque encontramos un restaurante de precios módicos y trato adecuado llamado "La salamandra".

El lugar es alucinante, porque se trata de una disco excavada en la piedra de un acantilado. Es decir, las terrazas dan directamente al mar.

Terraza de Cova d' Xoroi

Hay dos ambientes -y dos tarifas-. La de la tarde, chill out, más barata y la de la noche, más disco. Con un buen dj. y 17 eurillos de bolsillo volando, eso sí, con consumición.

Cova d' Xoroi

Merece la pena, sin duda, por lo original del lugar.

- En cuanto a calas. Según las oficinas de turismo, las mejores son Macarella, Macarelleta -se puede ir andando de una a otra sin problema- y Turqueta. Recomendación: madrugar. La carretera es demasiado estrecha y van demasiados coches.

Barcos en Macarella

Sin embargo, la transparencia del agua y la fineza de la arena hacen que merezca la pena.

Cala Macarella

Macarella es la grande a la que se accede al parking. Macarelleta es la hermana pequeña, en la que se puede hacer nudismo y hay menos suciedad.

Llegando a Macarelleta

También hay más apreturas. Turqueta nos ha quedado pendiente para futuras visitas.

- Tortuga y Faveli, cercanas a Favaritx, con un acceso escondido, son las más solitarias. Algo sucias, porque la gente es como es. Si no fuese por este pequeño detalle, absolutamente geniales.

- Mitjana. La que más me gustó. Muy cerca de Cala Galdana, tiene un parking al que no es demasiado dificil acceder y permite el buceo en los acantalidos cercanos en donde se pueden encontrar bancos de cientos de pequeños peces o peces más grandes dándose paseos en solitario. La luz se va pronto, por lo que se vacía a las 8 en septiembre. Al lado hay mesas de picnic siempre pilladas por familias locales.

- Binimel.la y Pregonda al norte. Muy recomendables, si no esán llenas de medusas, como nos las encontramos nosotros. Por lo demás estupendas.

- Son Bou. Creo que la mayor playa de la isla.

Playa de Son Bou

Con todos los servicios, y posiblemente lo más parecido a una playa en el sentido tradicional de la palabra -con sus señoras, niños, patines y la salchica gigante arrastrada por lancha motora-.

- Calas de Binibequer, Binisafuller y Binindali. Pequeñas, pero muy recomendables cuando el aire viene del norte.

Pues eso es todo. A esperar al siguiente viaje, y a deprimirnos con el día a día, que es lo que toca. Hasta pronto.

Menorca (I)

Nunca había estado en las islas hasta este año. Ese era un déficit que me había propuesto superar cuanto antes. Si hace poco escribí sobre el viaje a la canaria isla de La Palma, ahora le ha tocado el viaje a Menorca.

Lo cierto es que estas dos islas no tienen nada que ver una con la otra. De hecho, estoy convencido de que se trate de dos de las islas más alejadas en muchos aspectos de este país. Mientras que la Palma es una isla cuya economía depende aún mayoritariamente de la agricultura y del turismo de mochila y acampada, Menorca es una isla que depende totalmente del turismo a saco, con todo lo que ello conlleva. En ambas pueden encontrarse calas vírgenes, pero mientras en la canaria son de piedra volcánica y pueden hallarse vacías, en la balear serán de fina arena blanca y se encontrarán generalmente atestadas de gente.

Ninguna es mejor ni pero, solo a cada cual le gustará visitar un tipo u otro.

Vamos ya con las fotos y a comentar lo visto. Por lo pronto, hemos estado una semana, y ese tiempo no es suficiente para conocer la totalidad de la isla, por lo que se intuye otra futura visita.

De entre lo visto, destacaría dos grupos. Por un lado, los sitios que hay que ver, y por otro, las calas que hay que visitar.

Sitios:

- Mahón o Mao. La capital de la isla es una pequeña ciudad con una bahía totalmente gigantesca y que le sirve como puerto. Es muy curioso porque debido a la alargada forma de la misma, la ciudad crece en sus laterales, como si de un río se tratase. Los barcos se encuentran junto al muelle durante kilómetros de costa, y sorprende encontrar yates deportivos, o un poco más adelante veleros, junto a pesqueros, algún crucero o incluso algún petrolero.

Inicio de la bahía desde "El Greco"

El calado de la bahía es tremendamente profundo, lo que asombra cuando se llega en el ferry, que da la impresión que va a quedar calado en cualquier momento, por la proximidad que llega a tener con rocas que se ven desde la cubierta del barco con gran nitidez. Al final sin embargo, y tras el abordaje del barco por parte del práctico del puerto, los barcos consiguen llegar al muelle sin problemas.

La bahía con el crucero al fondo

Crucero en el puerto de Mahón

Ha coincidido durante nuestra visita que se celebraban las fiestas de Gracia en la capital, que cierran el ciclo de fiestas patronales veraniegas en la isla. El plato fuerte de las mismas son los caballos, que pasean entre el público y de vez en cuando y a la orden de sus jinetes, se encabritan sobre los sorprendidos espectadores. La gente del lugar se abalanza sobre los animales y los empujan con el fin de evitar golpes indeseados sobre las cabezas del público. Las fotos que se muestran a continuación fueron tomadas por mi colega Manolo con mi cámara, jugándose la integridad. De hecho se llevó de recuerto la marca de la pezuña de uno de estos bichitos en la espalda.

Mahón, los caballos

Jugandose la vida

Una vez guardados los animalitos, se forma un fiestón increible gracias a la cantidad de peña y a la banda municipal que toca temas bakalatas con intrumentos convencionales... increiblebleble...

Fiestuki mahonera

- Ciudadela o Ciutatella. La antigua capital de la isla tiene un casco antiguo impresionante, con edificios antiguos mezclados con nuevos en perfecta concordancia.
Tiene la mejor zona de tiendas para llevarse un recuerdo de las que encontramos en toda la isla.

Casa Fullana

El ayuntamiento se puede ver desde el puerto y se encuentra en una plaza con obelisco muy chula.

Vista de Ciudadella

El puerto, recuerda al de Mahón, pero en miniatura.

Puerto de Ciudadella

- Fornells. Aquí hay que ir a comer al menos un día. Nosotros lo hicimos por recomendación en "El Pescador", donde un camarero andaluz y otro argentino nos hicieron pasar un rato increible, mientras degustabamos productos del mar. Sirven aquí la caldereta de langosta a 60 eurillos el plato, para el que se atreva.

Fornells, pueblo

Para bajar la comida, se puede pasear hacia la torre que preside la ciudad y deleitarse con las vistas de los acantilados de entrada a su bahía:

Fornells, bahía

o de la costa hacia el Oeste, hacia Cavallería:

Costa desde Fornells

- Binibequer, el Pueblo de pescadores. Calles angostas y blancas en un auténtico laberinto.

Binibéquer, detalle de casas

Una autentica maravilla de pueblo original.

Binibéquer, pueblo de pescadores

Con detalles a disfrutar.

Binibéquer, calle

- Los faros. Visitamos dos. Cavallería:

Faro de Cavallería

con una cueva a su lado cuyo final va a dar directamente sobre el acantilado. Mejor entrar con linterna...

Desde la cueva del faro

Y Favaritx en un estado de conservación estupendo y flaqueado de acantilados de espuma blanca.

Faro de Favaritx