2009/11/13

Londres - Días 4 y 5

El día siguiente empieza en Green Park que cruzamos hasta el palacio de Buckinham para descubrir que queda mucho para el cambio de guardia.

Frustración y foto.

Así que nos vamos otra vez para la abadía de Westminster y la zona del parlamento.
Parlamento y bus rojo

Cuando nos va a dar la hora, volvemos por St. James Park y encontramos el cambio de caballería en su museo.
Todos los animalitos de esta foto estaban quietos paraos.

Cruzamos el parque para llegar justo a ver la entrada de los guardias.
Detrás de las verjas estaban los soldadicos. Entran tocando marchas y salen igual. Y ya.

Visto el desfile, nos vamos a Leiscester Sqr. y adquirimos en Tikts entradas a mitad de precio para el musical “We will Rock You”.
De camino desde la segunda planta del bus, fotazo de Piccadilly.

Nos vamos a ver el Soho y tras un paseo por su parque, comemos de nuevo en un pub.
El parque del Soho y la casa en todo el medio.

Tras esto toca un nuevo paseo, hacia el norte, para ver Regents Park y aprovechar el sol que de nuevo ilumina la ciudad.
Toma fondo de pantalla.

Tras un descanso en el campamento base, nos vamos al teatro Dominion. El musical es espectacular y nos lo pasamos como enanos en uno de los teatros con más historia y más grandes del West End londinense.
We have paid you... they had rock us.

En el west end, la entrada de los teatros puede ser muy impactante.

El último día decidimos alejarnos un poco del centro y nos vamos a los Docklands a conocer la zona más moderna de Londres. Los rascacielos son espectaculares y las tiendas bajo tierra, caras. Hay restaurantes por doquier, pero no encuentro el restaurante en la cima de alguno de los edificios que he ido a buscar.
Así que tras un rato de exploración volvemos al centro. Desde Bank nos movemos hacia St. Paul y encontramos el puente del Milenio.
La cúpula que salía antes de Benny Hill.

Al otro lado esta la Tate Modern, un museo de arte moderno más que recomendable. Tras la visita, comemos en un pequeño ristorante italiano cerca de Neal’s Yard, bajo la casa donde según asegura una placa, vivieron componentes de los Monty Phyton.
En la placa. En chiquito. Lo pone, de verdad.

Solo queda tomar un capuchino en la cadena Nero (excelente) y volver para empacar y coger el avión de vuelta.

Good bye, London…

Londres - Días 2 y 3

El sábado el día se levanta con un radiante sol poco de la zona. Madrugamos para ir a la torre de Londres, saliendo en la parada de metro de Bank. En plena city, se puede observar claramene el contraste entre lo clásico y lo moderno que domina la ciudad.

Ya en el castillo de la Torre, las joyas de la corona son ciertamente espectaculares –como el segundo diamante más gordo del mundo-. En la torre blanca hay una exposición bastante chula de Enrique VIII y nos venden un libro de guía que no vale las 5 libras que cuesta.

Esta es la torre blanca. El primer castillo del edificio. Bien conservado y muy british

Durante siglos, a los ingleses les gustaba hacernos cosquillas a los del imperio de Carlos V...

Dentro del castillo, puedes encontrar casi de todo. Las joyas no podían fotografiarse, pero esto sí.

Eso sí, cuando enganchamos un Beefeater que está contando las anécdotas del lugar, no lo soltamos porque tiene un sentido del humor tremendo.
El beefeater en cuestión. Un cachondo que te mueres. Sólo le faltan los subtítulos.

Al ladito de lo que viene siendo la torre...

Al centro de nuevo, pero esta vez en un bus de 2 plantas, rojo, como no puede ser de otro modo. Volvemos a ver la zona de Piccadilly y Leiscester Sqr pero con más luz que el día anterior. Aprovechamos para ir al mercado de Candem Town. Espectacular de nuevo el ambiente, la gente, la animación, las tiendas… comemos de pie en una zona en la que hay tenderetes de comida de prácticamente todas partes del mundo, incluida paella española.


La decoración 3D de las fachadas, ciertamente llama la atención.

Ojo... no es un parking de motos. Son asientos de una barra para comer en la calle. :)

Alguna de las cosas molonas que se pueden ver / comprar en Candem

Aprovechando que quedan algunas –pocas- horas de luz, nos vamos hacia el Hyde Park. Patinadores, ciclistas, e incluso seiscientos tuneados.
Todo tiene cabida en este parque en el que las ardillas se echan encima a la mínima, con una fauna de ánades realmente tremenda.
Se masca la tragedia...

And the winner is...

El auténtico Peter Pan vive en este parque.

Descubrimos el Albert Monument, enfrente del Royal Albert Hall.
Igualico que la Cubierta de Leganés...
Albert, en su sillón. Es mucho más tocho de lo que parece en la foto.

Todo a lo grande, en esta ciudad, la verdad. Nos vamos de nuevo al centro para descubrir Carnaby Street y su decoración de calles entre navideña y fiesta del orgullo gay.
"Musho gay, eso es lo que hay..." Los Mojinos Escozios.

Las tiendas son en algunos casos, realmente originales.
Estamos de nuevo cansados y volvemos al centro, pero al poco nos vamos hasta Notting Hill para descubrir que han cortado la conexión de metro con Earl’s Court. Toca un bus y un atasco tremendo. Tras llegar al apartamento, decidimos salir por esta misma zona que parecía animada al llegar. No nos equivocamos. Cenamos en un pub en el que tras pasarnos hablando con las camareras 10 minutos en ingles, nos damos cuenta que somos todos españoles… Y luego en un bar & pub cercano vemos el Atco. Madrid – Real Madrid rodeados de británicos anti-madridistas. Poco más que volver al sobre. Además empieza a llover.

Al día siguiente –domingo-, amanece nublado tras estar toda la noche lloviendo y nos ponemos camino al british museum que tiene entrada gratuita.
Cuanto arte junto...

Tras quedarte con la boca abierta por al pasar al gigantesco -en todos los sentidos- hall del museo, los pabellones de Roma, Grecia y sobre todo Egipto son espectaculares.

En este museo hay de todo. Y el tiempo se va volando cuando lo visitas.

Aunque está nublado, nos vamos para Notting Hill, al Portobello Market, sobre todo de antigüedades, aunque también hay ropa, accesorios y las típicas tiendas de souvenirs. El barrio es tan chulo como aparece en las películas, aunque lo nublado que está el día no permite apreciar los colores de las casas en todo su esplendor.
Típico vecino de Notting hill, hablando por el típico móvil frente a las típicas casas de colores.
En el mercado te puedes encontrar con cualquiera.

Volvemos al centro a comer en un lugar que me recuerda mucho al vips, también por ser cara la relación calidad / precio.
Estamos cerca del Covent Garden y nos acercamos. Lo que descubrimos allí es espectacular… actuaciones por todos lados y una animación tremenda.
Se nos pasa la tarde volando.
Cuando el agobio de gente puede más que la sorpresa, nos volvemos hacia el soho para descubrir chinatown iluminado de noche.
Lo cruzamos para llegar a Oxford Circus por Regent Street –frente a la tienda Apple- y llegar a Oxford Street. Aquí las tiendas sí que están ya en plan navideño brutal.
Navidad en Noviembre. A consumir, hijitos...
La Apple store de Regent street. Más peña que en el carnaval de Cadiz.

Cruzamos la carísima calle hasta la otra punta. Son casi las 7. Mejor volver al apto. Descansamos una hora y volvemos a Chinatown a cenar, en el Haozhan, que tiene el escaparate petado de críticas gastronómicas positivas.

Se me ocurre pedir un Crunchy Duck –muy rico- y de segundo pido unos noodles de aspecto tremendamente gelatinoso y sospechoso.
Lagarto, lagarto...

Me armo de valor, empiezo a comer y es tremendamente sabroso y diferente. La leche… Bueno pues a un pub a beber unas pintas… bueno, no. Una. Porque llegan las 23h y hoy día no hay campana, si no el dueño que te requiere amablemente 10 minutos antes que vayas apurando.

Londres - Día 1

Enorme, bulliciosa, dinámica, alegre. Es lo que sugiere Londres tras visitarla en un mes tan a priori poco propicio como es noviembre.
Salida para allá el viernes 6 y llegada tempranito, poco antes de las 9h, a uno de los 6 aeropuertos de la ciudad –en este caso, Gatwick-. Tras coger un tren expreso hacia la estación Victoria que sale casi por 15 libras por persona y trayecto, salimos a un auténtico terremoto de gente moviéndose por todos lado y donde tras una cola de media hora y los empujones de una pareja de italianos de edad avanzada, nos hacemos con las tarjetas Oyster para poder movernos tranquilamente en transporte público los siguientes días.
Luego, a probar el metro –antiguo, rápido y fiable- para llegar a Earl’s Court, lugar donde teníamos nuestro campamento base. Tras dejar las maletas, salimos para empezar a descubrir la ciudad –nublada, pero si lluvia- y nos encontramos de inicio con una exposición de coches deportivos… como estos.

Grrrrr...

Tras hacer la gracia de montarnos y verlos por dentro, de nuevo metro, hasta Knightsbridge, para ver por fuera el Harrods, ya que por dentro la opinión mayoritaría es que es el Corte Inglés pero en caro… y luego cogemos la calle Piccadilly hacia la plaza que le da el nombre. La calle es tremendamente espectacular, incluyendo el museo con una portada como esta…

Aunque lo parezca, las bolas de acero no son una prolongación de la calva.

Piccadilly es una plaza tan bulliciosa como se la presupone.

Tourists.

Y, oh, sorpresa, se nos ha echado encima la hora de comer. Por la zona de Leicester Sqr. hay muchos sitios de distinto pelaje y elegimos uno de hamburguesas que se parezca lo menos posible a una franquicia. Buena elección. Luego, a seguir pateando, por Long Acre hasta la Strand, y bajamos hasta Trafalgar Sqr., donde cientos de personas se mueven para acá y para allá frente a la National Gallery.

Primera vista a lo lejos de Big Ben.

Es el reloj del fondo...

Así que la impaciencia nos puede y bajamos la calle del parlamento pasando delante del 10 de Donnington Street y encontrándonos a nuestro paso con edificios a cada cual más espectacular. Cuando el Gran Ben nos da las 4 empieza a llover, primero levemente y luego con más fuerza. Damos una vuelta por el patio de la abadía de Westminster, donde se celebra un homenaje a los caidos del ejército británico mediante cruces de madera con tréboles de papel.

Pedazo abadía.

Cruzamos Waterloo hacia el acuario y el London Eye.

Prueba visual... descubrir cual es el acuario y cual la noria...

La lluvia ya es más que intensa y nos refugiamos en una cafetería. A la salida sigue lloviendo pero con menos fuerza. La vista del parlamento iluminado está más que bien.

De postal.

Continuamos el camino por la orilla sur del río, admirando la vista de la zona norte y dejando a nuestro lado la estación de tren, el teatro nacional… hasta que vemos a lo lejos St. Paul. Decidimos cruzar el río de nuevo y refugiarnos en la iglesia. Un coro gregoriano bastante espectacular que está actuando durante la misa –anglicana- nos hace descansar en las sillas de la catedral.
Decidimos ir hasta el puente de Londres, atravesando la city hacia la Torre de Londres. Mala idea que la lluvia nos acaba de destrozar. Metro hacia Oxford Circus, donde nos encontramos que la iluminación navideña está ya colocada y pintas en un pub. A dormir, que mañana será otro día.