2009/11/13

Londres - Día 1

Enorme, bulliciosa, dinámica, alegre. Es lo que sugiere Londres tras visitarla en un mes tan a priori poco propicio como es noviembre.
Salida para allá el viernes 6 y llegada tempranito, poco antes de las 9h, a uno de los 6 aeropuertos de la ciudad –en este caso, Gatwick-. Tras coger un tren expreso hacia la estación Victoria que sale casi por 15 libras por persona y trayecto, salimos a un auténtico terremoto de gente moviéndose por todos lado y donde tras una cola de media hora y los empujones de una pareja de italianos de edad avanzada, nos hacemos con las tarjetas Oyster para poder movernos tranquilamente en transporte público los siguientes días.
Luego, a probar el metro –antiguo, rápido y fiable- para llegar a Earl’s Court, lugar donde teníamos nuestro campamento base. Tras dejar las maletas, salimos para empezar a descubrir la ciudad –nublada, pero si lluvia- y nos encontramos de inicio con una exposición de coches deportivos… como estos.

Grrrrr...

Tras hacer la gracia de montarnos y verlos por dentro, de nuevo metro, hasta Knightsbridge, para ver por fuera el Harrods, ya que por dentro la opinión mayoritaría es que es el Corte Inglés pero en caro… y luego cogemos la calle Piccadilly hacia la plaza que le da el nombre. La calle es tremendamente espectacular, incluyendo el museo con una portada como esta…

Aunque lo parezca, las bolas de acero no son una prolongación de la calva.

Piccadilly es una plaza tan bulliciosa como se la presupone.

Tourists.

Y, oh, sorpresa, se nos ha echado encima la hora de comer. Por la zona de Leicester Sqr. hay muchos sitios de distinto pelaje y elegimos uno de hamburguesas que se parezca lo menos posible a una franquicia. Buena elección. Luego, a seguir pateando, por Long Acre hasta la Strand, y bajamos hasta Trafalgar Sqr., donde cientos de personas se mueven para acá y para allá frente a la National Gallery.

Primera vista a lo lejos de Big Ben.

Es el reloj del fondo...

Así que la impaciencia nos puede y bajamos la calle del parlamento pasando delante del 10 de Donnington Street y encontrándonos a nuestro paso con edificios a cada cual más espectacular. Cuando el Gran Ben nos da las 4 empieza a llover, primero levemente y luego con más fuerza. Damos una vuelta por el patio de la abadía de Westminster, donde se celebra un homenaje a los caidos del ejército británico mediante cruces de madera con tréboles de papel.

Pedazo abadía.

Cruzamos Waterloo hacia el acuario y el London Eye.

Prueba visual... descubrir cual es el acuario y cual la noria...

La lluvia ya es más que intensa y nos refugiamos en una cafetería. A la salida sigue lloviendo pero con menos fuerza. La vista del parlamento iluminado está más que bien.

De postal.

Continuamos el camino por la orilla sur del río, admirando la vista de la zona norte y dejando a nuestro lado la estación de tren, el teatro nacional… hasta que vemos a lo lejos St. Paul. Decidimos cruzar el río de nuevo y refugiarnos en la iglesia. Un coro gregoriano bastante espectacular que está actuando durante la misa –anglicana- nos hace descansar en las sillas de la catedral.
Decidimos ir hasta el puente de Londres, atravesando la city hacia la Torre de Londres. Mala idea que la lluvia nos acaba de destrozar. Metro hacia Oxford Circus, donde nos encontramos que la iluminación navideña está ya colocada y pintas en un pub. A dormir, que mañana será otro día.

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