Londres - Días 2 y 3
El sábado el día se levanta con un radiante sol poco de la zona. Madrugamos para ir a la torre de Londres, saliendo en la parada de metro de Bank. En plena city, se puede observar claramene el contraste entre lo clásico y lo moderno que domina la ciudad.
Ya en el castillo de la Torre, las joyas de la corona son ciertamente espectaculares –como el segundo diamante más gordo del mundo-. En la torre blanca hay una exposición bastante chula de Enrique VIII y nos venden un libro de guía que no vale las 5 libras que cuesta.
Dentro del castillo, puedes encontrar casi de todo. Las joyas no podían fotografiarse, pero esto sí.
Eso sí, cuando enganchamos un Beefeater que está contando las anécdotas del lugar, no lo soltamos porque tiene un sentido del humor tremendo.
Al centro de nuevo, pero esta vez en un bus de 2 plantas, rojo, como no puede ser de otro modo. Volvemos a ver la zona de Piccadilly y Leiscester Sqr pero con más luz que el día anterior. Aprovechamos para ir al mercado de Candem Town. Espectacular de nuevo el ambiente, la gente, la animación, las tiendas… comemos de pie en una zona en la que hay tenderetes de comida de prácticamente todas partes del mundo, incluida paella española.
Aprovechando que quedan algunas –pocas- horas de luz, nos vamos hacia el Hyde Park. Patinadores, ciclistas, e incluso seiscientos tuneados.
Todo tiene cabida en este parque en el que las ardillas se echan encima a la mínima, con una fauna de ánades realmente tremenda.
Descubrimos el Albert Monument, enfrente del Royal Albert Hall.
Todo a lo grande, en esta ciudad, la verdad. Nos vamos de nuevo al centro para descubrir Carnaby Street y su decoración de calles entre navideña y fiesta del orgullo gay.
Las tiendas son en algunos casos, realmente originales.
Estamos de nuevo cansados y volvemos al centro, pero al poco nos vamos hasta Notting Hill para descubrir que han cortado la conexión de metro con Earl’s Court. Toca un bus y un atasco tremendo. Tras llegar al apartamento, decidimos salir por esta misma zona que parecía animada al llegar. No nos equivocamos. Cenamos en un pub en el que tras pasarnos hablando con las camareras 10 minutos en ingles, nos damos cuenta que somos todos españoles… Y luego en un bar & pub cercano vemos el Atco. Madrid – Real Madrid rodeados de británicos anti-madridistas. Poco más que volver al sobre. Además empieza a llover.
Al día siguiente –domingo-, amanece nublado tras estar toda la noche lloviendo y nos ponemos camino al british museum que tiene entrada gratuita.
Tras quedarte con la boca abierta por al pasar al gigantesco -en todos los sentidos- hall del museo, los pabellones de Roma, Grecia y sobre todo Egipto son espectaculares.
Aunque está nublado, nos vamos para Notting Hill, al Portobello Market, sobre todo de antigüedades, aunque también hay ropa, accesorios y las típicas tiendas de souvenirs. El barrio es tan chulo como aparece en las películas, aunque lo nublado que está el día no permite apreciar los colores de las casas en todo su esplendor.
Volvemos al centro a comer en un lugar que me recuerda mucho al vips, también por ser cara la relación calidad / precio.
Estamos cerca del Covent Garden y nos acercamos. Lo que descubrimos allí es espectacular… actuaciones por todos lados y una animación tremenda.
Se nos pasa la tarde volando.
Cuando el agobio de gente puede más que la sorpresa, nos volvemos hacia el soho para descubrir chinatown iluminado de noche.
Lo cruzamos para llegar a Oxford Circus por Regent Street –frente a la tienda Apple- y llegar a Oxford Street. Aquí las tiendas sí que están ya en plan navideño brutal.
Cruzamos la carísima calle hasta la otra punta. Son casi las 7. Mejor volver al apto. Descansamos una hora y volvemos a Chinatown a cenar, en el Haozhan, que tiene el escaparate petado de críticas gastronómicas positivas.
Se me ocurre pedir un Crunchy Duck –muy rico- y de segundo pido unos noodles de aspecto tremendamente gelatinoso y sospechoso.
Me armo de valor, empiezo a comer y es tremendamente sabroso y diferente. La leche… Bueno pues a un pub a beber unas pintas… bueno, no. Una. Porque llegan las 23h y hoy día no hay campana, si no el dueño que te requiere amablemente 10 minutos antes que vayas apurando.
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