2008/02/25

Enoturismo: Pago del Vicario

Una vez más, y de nuevo gracias a Katy y Antonio de Al-Qatar, realizamos un viaje "enoturístico" como gusta decir ahora. El hotel – bodega – viñedo de Pago del Vicario, a escasos 6 km de Ciudad Real fue el lugar elegido en esta ocasión. En su web se puede echar un pequeño vistazo a las instalaciones de su hotel –estilo minimalista- y a la carta menú de su restaurante. Pero no hace justicia. Comentar en primer lugar que el viaje se ha realizado posiblemente en una de las peores épocas para visitar un viñedo. Con las cepas completamente peladas, tras la vendimia y esperando la floración de la primavera, los campos dan una sensación de tristeza.

PdV: Viñedo invernal

Todos los viñedos se encuentran perfectamente alineados y atados con alambres de tal manera, que una vez podados, es casi incómodo ver las 120 ha. de extensión de la finca con la vegetación dormida. Suerte que nos recibe Carlos, un biólogo que hace las veces de comercial de la bodega, que de un modo ameno y simpático nos introduce, sobre un mirador desde el que se ve el Guadiana –inusualmente caudaloso este año, según sus comentarios, ya que la sequía está afectando mucho más al norte que al sur de la península-, la peculiar orografía de los campos en los que nos encontramos, e incluso el camping de pescadores... Varios tipos de suelo en los que cultivan varios tipos de uvas. Las canalizaciones enterradas entre las calles de los viñedos para mantener con el grado de humedad que la enóloga de la bodega determina para cada grupo de cepas. El estress hídrico al que someten a este cultivo para lograr un crecimiento óptimo. Y luego la visita a la pequeña caseta desde la que se controlan vía satélite todos los datos sobre el crecimiento de la uva año tras año, y el sistema informático con el que se procesan los datos, aunque Bill Gates y su Windows, nos regalan un efecto demo que nos impide verlo en directo.

PdV: Guadiana
El Guadiana

PdV: Caracoles!
Una pequeña plaga de caracoles. No afectará a la calidad de la uva.

Un vistazo rápido a la máquina cosechadora que hace todo el trabajo que antes hacían cuadrillas de temporeros, y luego un paseo de 20 minutos, de nuevo por los viñedos, acercándonos a la bodega, que a lo lejos se asemeja a un catalejo medio enterrado.

PdV: La bodega (el catalejo)

Antes una parada para que Carlos nos cuente como los estorninos que migran en verano se dan un festín de uva merlot, con lo que cuesta sacarla adelante…

PdV: Carlos explica

Y por fin, llegamos a la bodega y a la entrada que vimos desde el autobús y bajamos a toda prisa.

PdV: El trasero de la bodega

PdV: Frontal del hotel

PdV: Aparcamiento

En la bodega propiamente es donde encontramos las cubetas gigantes, (10.000 litros) con el vino en plena fermentación. Carlos nos explica de nuevo como se realiza la transformación del mosto en vino y su mezclado, el funcionamiento de la máquina despalilladora y algunos detalles más sobre la capacidad de la bodega o la construcción del edificio.

PdV: 500.000 litros de vino

Luego pasamos a ver "El Club", donde la gente puede tener su propia mini-bodega o sus propios barriles de elaboración exclusiva. Posiblemente por la iluminación, el sitio más bonito del edificio. Ya nos quedan solo la sala de embotellado (lo hacen ellos mismos), el sótano donde tienen durmiendo todas las botellas de distintas añadas dispuestas para ser enviadas y finalmente la sala donde se encuentran las barricas de robles francés, americano y húngaro y donde el vino se encuentra ya en su última fase antes de ser embotellado.

PdV: El club

PdV: Los barriles del club

Tras pasar un rápido examen de la habitación del hotel (4 estrellas, con una cama de un tamaño impresionante y un baño acristalado con todos los detalles), rápidamente marcha al comedor, porque son casi las tres de la tarde y hambre hay bastante.

PdV: el árbol caído
Desde la ventana del pasillo en el hotel.

El menú es tremendo…

- Asado de pimientos con salmón ahumado y anguila.
Vino: Pago del Vicario blanco Tempranillo 100%

- Carpaccio de langostino con crema de verdura.
Vino: Pago del Vicario rosado Petit Verdot 100%

- Solomillo de ternera al strogonof con patatas dos texturas.
Vino: Pago del Vicario 50/50

- Pastel de chocolate con praliné de avellanas. (Sabía a huesitos de toda la vida!!!)
Vino: Pago del Vicario dulce Merlot.

- Café o infusiones.

Ni que decir tiene, que cada vez que las copas quedaban vacías, alguno de los atentísimos camareros se ocupaban de remediarlo. El resultado es un pedo tremendo sobre las cinco de la tarde, que se remedia con una buena siesta.

Por la noche a Almagro, a ver la plaza y brevemente la entrada del parador. Una vuelta por sus bares y por alguna tienda de artesanía, como "Luz Arte Sana", una auténtica delicia a 15 metros de la plaza en uno de los callejones que salen de la misma.

Almagro: La plaza

Hay que volver al hotel para descansar –y antes tomarse unas copitas en la sala de juegos-. También se puede salir por el Torreón de Ciudad Real. Tapas, cervezas, copas y mucho ambiente.

Al día siguiente, el ministerio de sanidad nos impide visitar la quesería de Villadiego, propiedad también de la bodega, ya que están reparando las instalaciones. Pero es sustituido por una visita al castillo de Alarcos, donde Julia, una guía de las ruinas nos hace una ruta de dos horas por la ermita, las ruinas del castillo y nos comenta cómo era la vida en el castillo en el siglo XII de un modo tan detallado y explícito y sobre los lugares en los que transcurría, que parece que estemos viendo a la gente moverse por ahí. Luego una explicación de la batalla (la de Alarcos) con más datos más que interesantes y finaliza la visita en el centro de interpretación donde acabamos de completar el cuadro. Dos horas de visita muy bien aprovechadas. Y encima, gracias al autobús, con su parte de deporte de riesgo ;)

Alarcos: la ermita

Alarcos: Tierra y cielo

Alarcos: el valle de Calatrava

Alarcos: detalle de las ruinas

En este punto, agradecer a Bea y Jesús sus esfuerzos para que todo el viaje finalizase de la mejor de las maneras posibles, y un detalle de Antonio de la vinoteca premiándoles dicho esfuerzo que era justo y necesario en el viaje de vuelta.

Última parada en el hotel sobre la una y media, para degustar el queso semi-curado de cuya elaboración no pudimos ser testigos por la mañana. Y para maridar un Pago del Vicario, el Monagós, con etiqueta azul, realmente potente. Visita a la tienda, para llevarnos un poco de la zona y aligerar las carteras según las posibilidades de cada uno, y vuelta al autobús.

Y para finalizar, comida en "La Parrilla" en Picón (C. Real). Tres arroces a cual más increíble. Beatriz, como buena valenciana nos hizo la cata y crítica de las tres especialidades que degustamos (a banda, negro y paella de verdura y de la que me pude llevar un tupper para comer el lunes…) y les puso nota alta, notables las dos segundas y sobresaliente el primero… Y de nuevo regado con los vinos del Vicario, en esta ocasión repetimos el blanco, luego el rosado y finalizando con el Penta ¿Qué más se puede pedir? Yo, nada más, desde luego. Bueno sí… que me pueda apuntar a muchas otras como esta.

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